La marca europea permite el registro unitario en los 27 países de la Unión Europea mediante una única solicitud y una sola tramitación. Tiene los mismos efectos en cada uno de estos países que los tendrían unos registros nacionales. Sin embargo, los costes de solicitud, registro, renovación y representación son muy inferiores a los de los registros país por país en los 27 miembros de la Unión Europea. La marca europea puede ser solicitada en cualquier idioma de la Unión Europea, indicando necesariamente un segundo idioma, distinto del primero y que debe ser español, francés, alemán, inglés o italiano. En caso de que se produzca un rechazo de la solicitud en algún país miembro, por ejemplo debido a una oposición, existe la posibilidad de convertir la marca europea en marcas nacionales de los países en los que no exista ese problema.